Domingo, 12 de marzo de 2023

El Concurso

Querido diario:

Te cuento que hoy me he despertado con una sensación de esas raras, algo así como a medio camino entre la emoción y la ansiedad. En todo caso un calambrazo dulzón y reconocible se manifestaba y me alteraba en un rinconcito recóndito de mi recóndito cerebro. En esa primera fase aún difusa del regreso a la realidad, mi cabeza buscaba sin encontrar la razón del desasosiego matinal. Aunque intenso, el desorden duró apenas un instante: en el tercer bostezo la mente por sí misma se encargó de poner las cosas en su sitio. ¿Qué me sucedía? Aquí la explicación: pues resulta que hoy es el domingo del concurso, ese día en el que los instrumentos pasionales se visten de fiesta y se festejan y se celebran y se muestran y se exaltan y se disfrutan y se desperezan y se subliman y se enardecen y se miden y se cuestionan y se abrazan y se lloran y se recuerdan. El Día del Concurso, ya con mayúsculas, como debe ser. En la Piedad y para la Piedad el concurso ha sido siempre una cita ineludible e importantísima. Fue un Hermano Mayor de la Piedad, don Carmelo Zaldívar, siendo secretario de la Junta Coordinadora, el principal impulsor de lo que en ese momento y hasta nuestros días ha sido considerada una idea brillante: el concurso. Desde entonces el idilio histórico de la Piedad con el concurso ha sido tan intenso como peculiar. 

A la Piedad le ha pasado de todo en el concurso a lo largo de los años. Desde luego, y por derecho, cuadrillas míticas de diferentes generaciones, lo mejor de lo mejor entre mucho bueno, han participado con honor y saboreado las mieles del triunfo hasta en cuatro oportunidades. Segundos, terceros puestos, formación de bombos, coreografías… se ha ganado de todo, hasta hubo un año muy recordado en el que la Piedad recogió todos los premios que se pusieron en juego. ¡Qué tiempos aquellos! La Piedad y el concurso… una relación de idas y venidas, de vino y de rosas, de espinas y de heridas, de injusticias y de represalias, de encuentros y desencuentros, de reivindicaciones y de largo olvido. También de mucho orgullo. Pero incluso en las noches más oscuras, más distantes, más dolientes, en la Piedad siempre se ha amado profundamente el concurso, su significado y su intención. Quizá porque lo comprendemos mejor que nadie. Tal vez porque sin saberlo, lo llevamos en los genes desde aquel primer concurso en los albores de los años setenta cuando don Carmelo, un gigante en lo físico y en lo intelectual, esencia pura de la Piedad, lo imagino y lo construyó. Y quizá por eso lo sabemos reconocer y percibimos y sentimos especialmente la magia que tiene y esa energía contagiosa que se libera una vez al año desde hace cuarenta y ocho mañanas de domingo. Como la de hoy.

Pero mientras los viejos sonidos de la Semana Santa de mi vida  -ahora eléctricos, fluctuantes, vertiginosos por momentos- me seducen y embelesan, cierro los ojos un momentito para un viaje interior a otras mañanas de domingo de hace tantos años, cuando yo junto a mis amigos sentíamos esta misma energía, idéntica desazón, iguales nervios, que los que hoy atenazan los corazones de tantos jóvenes en este pabellón. Y sé que sienten lo que yo sentí. Como tantos. Y me siento tan cerca de ellos… Por eso dejo que ya resbale la lágrima cuando veo caminar a la cuadrilla de la Piedad hacia su destino. ¿Quién no querría estar ahí ahora mismo formando parte de ese mismo grupo? No sólo por tocar ni por el triunfo. Sino únicamente por representar en este día lo mejor de mi cofradía entre los mejores de todas las queridas cofradías de mi ciudad. Y sin duda por volver a sentir ese carrusel de sensaciones que se viven en la Piedad en una mañana de concurso: emociones, alegrías y amistad. Y en estas elucubraciones se hallaba mi soñoliento cerebro, cuando súbitamente me desperté a medio camino entre la emoción y la ansiedad… Y salí corriendo porque no llegaba al concurso. ¡Vaya susto!

PD: Columna, Descendimiento, Piedad.

Enhorabuena a la cuadrilla y gracias por vuestro esfuerzo, ha sido un gran día y nos habéis hecho muy felices.

Hasta pronto, querido diario.

(Continuará…)

Cofradía de Ntra. Sra. de la Piedad y del Sto. Sepulcro