El Viernes de Dolores es el último día de los ensayos, la suerte está echada, y nos deja justo en la entradita de la Semana Santa.

¿Notas hoy esa ráfaga de viento que nos llega como perfumada de gotitas de incienso? Pues hoy ya no es una ensoñación, hoy ya es Viernes de Dolores. La Semana Santa llama a la puerta y nos conmueve el alma y trastoca por diez días nuestras vidas: desde hoy, cuando todo está por venir, hasta el Lunes de Pascua cuando, con el drama consumado, cada uno regresemos a la cotidianeidad de unas vidas feliz y piadosamente alteradas por unos días. Viernes de Dolores. Último día de la temporada de ensayos. Ya no hay tiempo para más, la suerte está echada. Ha sido bonito, maravilloso, compartir con la sección de instrumentos otro año más de cierzos, lluvias, riadas, cielos enladrillados, pocos soles y muchos fríos. Ha sido especial, fantástica, la presencia comprometida y generosa en los ensayos de los conductores del Santísimo Cristo. En este año de celebración –’75 años contigo’- ellos han metido el hombro también en los patios de Marianistas, con la solvencia, la elegancia, el cariño y la fe de siempre.

También nuestra gratitud, la de la cofradía, la de la Junta de Gobierno, la de los componentes de la sección, al colegio de Marianistas. Nunca podremos estar suficientemente agradecidos por el privilegiado refugio que supone para nosotros el colegio, sus instalaciones, su afecto y comprensión durante estas largas semanas de ensayos. Todo empezó el 17 de enero, en un sábado gélido que nos heló el aliento, pero que no pudo con nuestra ilusión. Ese día sacamos nuestro tambor, tensamos nuestro bombo, afinamos la trompeta, nos colgamos el timbal. Todos con la misma meta en la mente. Hoy es 27 de marzo, el tiempo ha pasado, se acerca la hora. Terminaron los ensayos igual que comenzaron: hechos una piña alrededor del delegado y con una oración de gratitud por haber estado un año más todos juntos. Pidiéndole a la Virgen por quienes acaban de llegar a esta maravillosa tradición y por quienes ya no redoblarán junto a nosotros acompañándola. Rogándole para que sigamos  manteniendo para siempre la sincera amistad que nos une y la ilusión por seguir dedicándole nuestro esfuerzo. Pero, antes de irnos: ¿notas ahora esa ráfaga de viento que nos llega como perfumada de gotitas de incienso? Pues es verdad, ya no es una ensoñación. Hoy es Viernes de Dolores.