Jornada tercera (tercera Estación), El encuentro Lc. 22, 14-16.
Tu encierro, nuestro encierro, no es del todo solitario, algunos lo vivimos en familia otros sin compañía física pero todos, con la presencia en espíritu de los seres queridos, los amigos… los amigos, sí, los hermanos… Jesús cuenta con sus amigos, gente que le ha acompañado y ayudado durante mucho tiempo a preparar esta cena. Jesús necesita a sus amigos, no es autosuficiente, pide orientación, confía en ellos. El trato cotidiano forja esta confianza, tanta que les encarga preparar el símbolo de su entrega definitiva. ¿Y nosotros?, igual que Jesús, vivimos gracias a multitud de apoyos de nuestros amigos, más ahora, cuando la separación los hace más presentes, más deseados. Recuerda desde donde estás a tus amigos fieles y reza por ellos como el gran regalo de Dios que son.
“Cuando la política pretende hacer la obra de Dios, pasa a ser, no divina, sino demoníaca”
Benedicto XVI.
Señor, Ayúdanos a valorar la presencia y el apoyo de los que nos rodean y no permitas que nos creamos autosuficientes.
Lc. 22, 14-16
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Cuando era la hora, se sentó a la mesa, y con él los apóstoles.
Y les dijo: ¡Cuánto he deseado comer con vosotros esta pascua antes que padezca!
Porque os digo que no la comeré más, hasta que se cumpla en el reino de Dios.