Sábado de Gloria

El Bonete

Querido diario:

Para lo que hoy te quiero contar, en realidad no hay palabras. Y si las hubiera serían tan complicadas de pronunciar, de escribir, de pensar, que se escapan a mi humilde capacidad de relator de estas historias banales que te vengo confesando, querido diario, en las últimas semanas. Pero donde no alcanza mi talento, ahí aparece la Piedad, que siempre está a la altura, que constantemente me envía mensajes y me enseña el camino. Que me da lección tras lección de amor. No sé si te lo he dicho alguna vez, pero la mejor manera de resumir o de explicar lo que es esta cofradía, tal vez la única, quedaría expresado rotundamente en una frase. Al menos para mí. ¿Qué es la Piedad?, me preguntas tú. La cofradía del amor, te contesto yo. Y después todo lo que le queramos ir añadiendo, que en realidad serían como sinónimos o distintas variaciones sobre ese único sentido. Amor, delicadeza, emoción, sentimiento, cariño, cercanía, afecto, sencillez. Todo le cabe a la Piedad. Hoy, que es Sábado de Gloria, un día de pensar, quiero resumir una semana especial en una sola palabra. Y sé lo que quiero decir, pero no puedo ni articularlo. O no sé o me da miedo. Por eso busco una imagen entre las miles que me inundan la cabeza para constatar lo que para mí ha sido esta Semana Santa como cofrade de la Piedad. Y de pronto lo veo. El bonete.

Foto de Eduardo Ágreda

Había visto ya en procesión ese bonete surgiendo del mar inmenso de claveles rosas. Y no puedo decir que a estas alturas me sorprendiese, porque conozco cómo es mi cofradía y sé de su delicadeza extrema, de su capacidad inmensa de reaccionar y de acudir sin hacer ruido donde más se le necesita. De su grandeza. Sólo hubo un gesto sobrio pero preciso. Y precioso. Una vez más, mi cofradía, su extraordinaria gente, me emocionó hasta el llanto. Sin alharacas, en silencio, sobriamente, con elegancia y delicadeza, la Piedad le explicó al mundo su dolor inmenso. El más sobrecogedor de toda su larga historia. El que nos ha angustiado a todos sus hijos. El que llevamos sus cofrades clavado en el alma desde aquella noche maldita. No hubo palabras ni convocatoria. Sólo respeto, recuerdo, alma y amor. Nada más. Bueno, también lágrimas, miradas rotas, corazones angustiados. Y un amor desbordante para quienes se fueron, para quienes se han quedado. La Piedad sabe llorar a los suyos como nadie. Esta dura semana, la más santa, la más querida, la más especial, pero la más cruel que se recuerda, la Piedad sólo hizo un gesto. Pero en él cabían mil universos de dolor inconsolable: colocó un bonete en medio de un océano rosa. Y no hizo falta nada más. 

Pd: Estas frases descompuestas son un abrazo torpe pero sincero y lleno de cariño para los cofrades de la Piedad y sus familias que caminan por la vía más dolorosa. Ha habido mucho dolor esta Semana Santa en nuestras filas. Ojalá la cofradía y todos sus hermanos hayamos sido capaces de haceros llegar todo el amor y el afecto y el apoyo que necesitáis.  Ojalá nos hayáis sentido muy cerca. Y que Nuestra Señora de la Piedad ruegue por todos. 

Hasta pronto, querido diario.

(Continuará…)

Cofradía de Ntra. Sra. de la Piedad y del Sto. Sepulcro