Jornada décima (Décima Estación). La sentencia. Lc. 23, 13-25
El gentío grita a Jesús movido por rumores y manipulación, la masa se mueve por “lo que se dice…” y Jesús perdona de nuevo, porque confía en la capacidad del hombre de creer y ser íntegro, pese a lo que digan otros.
Tantas opiniones, tantas voces, tantas versiones… En nuestro aislamiento, es necesario hacer silencio entre tanto ruido. Es difícil saber la verdad, o quizá no, La Verdad es tu Palabra.
Ayúdanos Padre, a buscar la verdad, a salir en defensa del débil y a no permitir que se cometan injusticias en nuestro entorno.
“En este mundo, los medios de comunicación pueden ayudar a que nos sintamos más cercanos los unos de los otros, a que percibamos un renovado sentido de unidad de la familia humana que nos impulse a la solidaridad y al compromiso serio por una vida más digna para todos”.
Papa Francisco.
Lc. 23, 13-25
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Entonces Pilato, convocando a los principales sacerdotes, a los gobernantes, y al pueblo, les dijo: Me habéis presentado a éste como un hombre que perturba al pueblo; pero habiéndole interrogado yo delante de vosotros, no he hallado en este hombre delito alguno de aquellos de que le acusáis.
Y ni aun Herodes, porque os remití a él; y he aquí, nada digno de muerte ha hecho este hombre.
Le soltaré, pues, después de castigarle.
Y tenía necesidad de soltarles uno en cada fiesta.
Mas toda la multitud dio voces a una, diciendo: !!Fuera con éste, y suéltanos a Barrabás!
Este había sido echado en la cárcel por sedición en la ciudad, y por un homicidio.
Les habló otra vez Pilato, queriendo soltar a Jesús;
pero ellos volvieron a dar voces, diciendo: !!Crucifícale, crucifícale!
Él les dijo por tercera vez: ¿Pues qué mal ha hecho éste? Ningún delito digno de muerte he hallado en él; le castigaré, pues, y le soltaré.
Mas ellos instaban a grandes voces, pidiendo que fuese crucificado. Y las voces de ellos y de los principales sacerdotes prevalecieron.
Entonces Pilato sentenció que se hiciese lo que ellos pedían;
y les soltó a aquel que había sido echado en la cárcel por sedición y homicidio, a quien habían pedido; y entregó a Jesús a la voluntad de ellos.