Sábado, 18 de marzo de 2023

El abrazo

Querido diario:

Te cuento que hoy es un día de esos señalados en rojo en nuestro particular calendario piadoso. Bueno, en realidad a las alturas que estamos ya de cuaresma entramos en zona de no retorno. A partir de ahora, con la Semana Santa ya asomándose en el horizonte más cercano, y a una semana de la Titular, los actos se disparan, las citas se amontonan y los nervios van calentándose. ¡Es que ya no falta nada! Pero, un momentito, vísteme despacio que tengo prisa, como decía mi madre que era una santa y sabía eso de que las prisas son malas consejeras. Así que de momento te cuento que hoy es sábado y esta tarde volvemos los cofrades de la Piedad a San Cayetano para celebrar un acto entrañable y muy importante y muy nuestro. Bueno, en realidad unimos dos conmemoraciones a cual más emocionante: por un lado la recepción y bienvenida que la cofradía le ofrece a los hermanos de nuevo ingreso, que comparten el acto junto a aquellos que, ya cofrades, alcanzan este año la mayoría de edad; y por otro lado también asistiremos al homenaje sincero y respetuoso dedicado a los hermanos que cumplen esta Semana Santa cincuenta años de permanencia en la cofradía. O sea que ingresaron en el año 1973. Si alguien puede dar más… pues que hable ahora o que calle para siempre. 

En realidad siempre hubo un acto de bienvenida en la Piedad, aunque nunca tan reglado y cuidado y hasta solemne como al que asistimos hoy. En los primeros años, a los hermanos que ingresaban en la cofradía se les imponía el hábito en la sala de juntas de San Cayetano en una ceremonia que tenía lugar en la noche del Jueves Santo apenas unos minutos antes de comenzar la procesión. Con el paso de los años y conforme iba creciendo la cofradía, comenzó a complicarse aquella primera fórmula y, con la intención de realzar el ceremonial y dotarlo de enjundia, pasó a celebrarse el Domingo de Pasión  en la misa de la Titular. Aquella propuesta cuajó, gustó y así pues se mantuvo durante décadas. Y no estaba mal, la verdad. Pero la Piedad es la Piedad, y en esta casa nunca terminamos de conformarnos. Siempre damos un paso más en busca de la excelencia. Nobleza obliga. Y no iba a ser menos en el tema que nos ocupa. Así que a fuerza de darle una y mil vueltas, pensar mucho y comprometerse más -lo que es marca de la casa-, se llegó a la conclusión de que lo ideal sería realizar un cursillo de formación que ayudase a los aspirantes a comprender y conocer la Piedad. Y ya que hacíamos esto, lo ideal sería certificarlo con una ceremonia a la altura de las circunstancias. Y hasta hoy.

Y ahora un viaje en la máquina del tiempo que nos deja en el 25 de marzo del año 1995. Estamos en San Nicolás, es sábado, está nublado y el Hermano Mayor de la Piedad se llama don Santiago Gonzalo Andrés. En el interior de la iglesia veintinueve nuevos hermanos se aproximan al altar acompañados de sus padrinos. Allí los espera el Capellán Director, don Antero Hombría junto al Hermano Mayor. Uno a uno van pasando al escuchar sus nombres de boca del Hermano Vicesecretario, don Francisco Sebastián. Una vez impuesta la medalla, ya cofrades de la Madre de la Piedad, se funden en un cálido abrazo con el Hermano Mayor. Ha pasado el tiempo, los años, las décadas, el siglo, las personas, los nombres y los hombres, hasta cambia el escenario. Pero una cosa permanece inalterable hasta la tarde de hoy, de este otro sábado de marzo del año 2023: el abrazo de la Piedad. Si no los has vivido, no sabes lo que te pierdes. Son las cosas de esta cofradía.

Hasta pronto, querido diario.

(Continuará…)

Cofradía de Ntra. Sra. de la Piedad y del Sto. Sepulcro