Jueves, 30 de marzo de 2023

El Ensayo

Querido diario:

Te cuento que si hoy es el último jueves de marzo, justo en una semana será el primer jueves de abril: Jueves Santo. Siete días. Sólo una semana para que toda la ilusión y la emoción contenida durante un largo año estalle en nuestros corazones de cofrades de la Piedad a las puertas de San Cayetano. Dicho esto, que es un poco de perogrullo y que reconozco que poco tiene de exclusiva o de sorpresa, paso a la auténtica razón de mi visita. Ya sabes que he venido aquí a hablar de mi libro. Pues te cuento que hoy es el último día de ensayos. Hoy se termina todo lo que comenzó hace un par de meses en una fría tarde de enero. Los ensayos, las citas en los patios del colegio de Marianistas, constituyen una de las etapas más intensas del calendario cofrade, porque allí se fragua todo lo que concierne a la que tal vez sea la fábrica más productiva y desde luego populosa del movimiento piadoso. En los ensayos nace, crece y se reproduce año tras año ese sonido tan propio y característico de la Piedad. La sección de instrumentos, lo que en esta casa siempre ha sido denominado con mayor o menor cariño, dependiendo del momento histórico y de las personas, el ruido. Eso sí, ese ruido nunca muere porque va pasando de generación en generación como una larga cadena desde el año 1964 hasta nuestros días. Hace ya casi una década que saltamos el medio siglo de existencia de la sección de instrumentos en la Piedad. Y si nos fijamos en la enorme cantidad de bonetes que han participado este año en los ensayos -sin duda una de nuestras grandes alegrías y siempre un orgullo inmenso-, el futuro de la sección está más que seguro. Algo se ha debido de hacer bien a lo largo del tiempo para que nos siga gustando tanto nuestro ruido.

El ruido, los instrumentos, la música, los sonidos, son una constante histórica en la Semana Santa a lo largo de los siglos, independientemente de la localización geográfica. En la Piedad, como no podía ser de otra manera, ese protagonismo musical también ha existido desde siempre. Eso sí, las maneras, las formas y el acompañamiento musical en las procesiones ha pasado por diferentes etapas, ha ido modificándose y evolucionando y cambiando adaptándose al paso de los años y hasta a las modas externas, que sin duda fueron influenciando la realidad de la cofradía hasta configurar nuestra acusada personalidad de hoy en día. Pero no siempre fue el timbal nuestra seña de identidad sonora. Y tardarían aún en serlo el tambor y el bombo más la corneta. Antes hubo otras realidades, la mayoría efímeras, algunas curiosas, otras sorprendentes, que llegaron y pasaron al albur de las costumbres, los gustos y, sobre todo, esa obsesiva tendencia de la Piedad por innovar, avanzar, mejorar, nunca conformarse. Así que aquí ha habido de todo: diferentes bandas, sonido de pífano y tambores, acordes militares, incluso corales en algún tramo del recorrido y, desde luego, los salmos cantados a capela por los propios cofrades durante el vía crucis por el Boterón. Una mención especial llena de cariño en esto de la música en las madrugadas de la Piedad: hasta fuimos pioneros con la creación de una producto propio, anterior a la sección de instrumentos, que completaba el cortejo con un particular atuendo y que fue bautizado primero y ya para siempre conocido popularmente, con ese gracejo natural que nos caracteriza a las gentes de la Piedad, mezcla de ironía y afecto, como los Malditos. Si es cierto eso que se dice de que el humor es un rasgo de inteligencia, y que saber reírse de uno mismo es lo más, en esta santa cofradía somos unos campeones.

Si regresamos de este viaje sonoro al presente más inmediato, a la Piedad que todos conocemos y amamos, habrá que convenir que la sección de instrumentos es uno de los puntales que sustentan a la cofradía. Y no únicamente por una cuestión de cantidad. Que sí. También por razones de calidad. Y mucho. La sección, tantas veces menospreciada o infravalorada en ocasiones, ha visto crecer desde el bonete hasta la madurez a cientos y cientos de magníficos cofrades. Gentes buenas de la Piedad que en ocasiones han realizado el tránsito hacia otros destinos dentro de la cofradía por esas cuestiones de la vida y sus exigencias. Lo importante está en que permanecen. Pero también los hay, y permíteme que me emocione al recordarlos -es que les pongo cara y nombres y los quiero-, muchachos veteranos que no cejan a pesar del paso del tiempo y que continúan alimentando su fe y su amor irredento a la Virgen a base de redobles o con golpes de maza. Incluso resulta ya más que complicado hoy en día encontrar un nombre entre componentes de juntas de gobierno que no hayan escoltado el caminar de la Madre en la madrugada con el esfuerzo de tocar un instrumento. Y si no me crees, pasa lista. Repasa la nómina de Hermanos Mayores, por cierto. ¡Cuánta gente ha llegado a nosotros para tocar y ya nunca se ha ido! Esa es la fuerza, la importancia, de lo que ha sucedido en los últimos dos meses en los patios de Marianistas. Porque en ese patio, como sucediera hace tantos años en los sucesivos ensayos del Puente de Hierro o en los de la piscina Municipal o después en aquella otra piscina de Las Palmeras, se han forjado sin solución de continuidad, y se han educado en los que es y significa la Piedad, los espíritus de tantos y tantos cofrades que a lo largo de décadas han sentido el mismo latigazo en el alma que sienten trescientos tipos al darse cuenta de que hoy es el último jueves antes del Jueves Santo: el último día de ensayos. ¡Qué rápido se ha pasado!

Pd: Por cierto, ¿sabes lo que hará toda la sección cuando se apague el último redoble y el silencio se adueñe del patio del colegio? Te lo digo yo: harán un círculo, todos muy juntos, escucharán el agradecimiento del Delegado de Juventud y unas palabras del Hermano Mayor. Y a continuación rezarán. Puede que lo hagan con la cabeza agachada, tratando de contener la inesperada emoción, pero lo harán en voz alta. Esa oración sentida y espontánea recordará a todos los que están y también a los que alguna vez estuvieron. Y hoy, de manera especial, subirá al Cielo por Tomás y Quique. 

Hasta pronto, querido diario.

(Continuará…)

Cofradía de Ntra. Sra. de la Piedad y del Sto. Sepulcro