Crónicas desde Lisboa

Un joven piadoso nos cuenta cómo está viviendo las Jornadas Mundiales de la Juventud

La Jornada Mundial de la Juventud es el encuentro de jóvenes cristianos procedentes de todo el mundo, que se juntan con el Papa para hacer pública su fe, como hacemos también los cofrades durante nuestra Semana Santa.


¿Qué puede llevar a un joven de hoy en día a acudir a un evento como este? Jóvenes que viven inmersos en la redes y la inmediatez.
Vivir un encuentro así te hace ser consciente de la comunidad que existe, no solo entre hermanos de una cofradía o cofrades de una ciudad, sino que te muestra la comunidad que forma la iglesia de todo el mundo. En la que no importan las costumbres, la procedencia o el idioma.


Esta experiencia te permite además conocer culturas nuevas a través del país anfitrión y de los peregrinos de todo el mundo que durante una semana se congregan en una ciudad, en este caso Lisboa. La capital portuguesa es durante una semana la sede del cristianísimo en el mundo. Como expresó el cardenal Manuel Clemente durante la eucaristía de bienvenida: “¡Deseo que se sientan como en casa en esta casa común!”
Durante esta semana en Lisboa se reunirán jóvenes de todas las partes del mundo para vivir esta experiencia, que en la mayoría de casos solo se vive una vez en la vida.

Peregrinar a Lisboa significa para mí más ofrecer que encontrar. Por supuesto que resulta una experiencia magnífica, sorprendente y hasta apasionante: las multitudes que llenan las calles de canciones, compartir todo con gentes de todos los países, tratar de entenderte en muchas lenguas, la oportunidad de escuchar a personas con otras experiencias y otras realidades que las nuestras, y sin embargo darte cuenta de que coincides en algo fundamental: el amor a Jesús y a los demás. ¡Hay tantas cosas que vivir en estos días en Lisboa! Pero yo pienso que quienes estamos aquí debemos ser más protagonistas que espectadores, porque tenemos la oportunidad de enseñarle a todo el mundo la fuerza de la juventud, nuestra ilusión, nuestra fe, todo puesto al servicio del Señor. No sé si lo explico muy bien, pero si tuviese que definir mis sensaciones, y las que veo alrededor en estas primeras horas en Lisboa, lo resumiría en una palabra: estoy en mitad de una explosión de alegría, mire hacia dónde mire veo gente joven con una enorme sonrisa, con los brazos abiertos y los corazones llenos de amor por Dios. Y me siento muy feliz estar aquí y de tener claro a qué he venido.

Cofradía de Ntra. Sra. de la Piedad y del Sto. Sepulcro