La Virgen se prepara para salir

Un grupo de hermanos coordinados por el Hermano Cabecero trabajan intensamente en los días y horas previos al Jueves Santo para que la Madre de la Piedad luzca en todo su esplendor.

Mírala venir hacia ti, despacito, mirando al cielo, con el Hijo en los brazos. Sobria pero espléndida en la madrugada zaragozana que Ella ilumina. Mírala llegar, andando por Zaragoza sobre una alfombra rosa que perfuma el aire, que bendice la noche. ¡Qué guapa está la Madre de la Piedad cuando a las doce en punto de la noche sale de San Cayetano camino de San Nicolás!

No es casualidad tanta belleza, en realidad esconde el trabajo de toda una semana de puesta a punto, de desvelos, de cuidados. Bajarla de su altar donde descansa todo el año hasta depositarla con mimo en lo alto de su carroza es un trabajo delicado que año tras año pone por unos instantes el corazón en vilo de los espectadores y a prueba la destreza y el pulso y la responsabilidad del Hermano Cabecero.

A partir de ahí, durante varias jornadas es necesario el trabajo, la dedicación, el amor, la constancia y la presencia de muchos corazones, cofrades de la Piedad. Coordinados por el Hermano Cabecero, las labores de puesta a punto se inician en los días previos al Domingo de Ramos y terminan cuando los primeros rayos de sol anuncian ya el divino Jueves Santo, después de una noche entera encerrados en San Cayetano construyendo el precioso manto floral.

En esos días, en esas horas, hay que limpiar, retocar, restañar, adornar, iluminar, colocar los faldones, la cruz, la sabanilla… Todo para ponerla guapa, para que luzca como nunca, para que brille como siempre, cuando camine por Zaragoza en la gloriosa madrugada del Viernes Santo. Horas robadas a los deberes profesionales, a las familias, al sueño. Piensa ahora que cuando esa noche la veas venir hacia ti como una Reina, eso también tiene una intrahistoria que esconde el esfuerzo de muchos hermanos. Primero, quienes tienen el honor de conducirla por las calles de la vieja Zaragoza; después, de otros muchos voluntarios que aportan su experiencia, sus ganas, su fe.

Conviene que todos lo sepamos, seamos conscientes y lo valoremos. Y si tienes un momento el año próximo, acércate a San Cayetano y conviértete en uno de esos afortunados que ayudan a que la Virgen se prepare para salir a pasear por Zaragoza. Mírala venir hacia ti, despacito, mirando al cielo, con el Hijo en los brazos, espléndida sobre su alfombra de rosas.

Cofradía de Ntra. Sra. de la Piedad y del Sto. Sepulcro