Viernes, 6 de octubre de 2023

La Ofrenda

Querido diario:

Te cuento que aunque por la temperatura no lo parezca, el calendario tozudo continúa pasando los días y las semanas y así hemos llegado al mes de octubre. Y ya sabes que en Zaragoza octubre es un mes de lo más importante. Un zaragozano, me atrevo a decir que cualquier aragonés bien nacido, es atisbar el décimo mes del año y pensar inmediatamente en la Virgen del Pilar, en las fiestas que en su honor celebra la ciudad, en el Rosario de la Aurora y en el de Cristal, en los niños mirando con arrobo a los gigantes y corriendo delante de los cabezudos, en las ferias y sus cacharritos, en la comida con los amigos de siempre y en alguna que otra cervecilla en buena compañía, puede que en las vaquillas madrugadoras y en las corridas de toros vespertinas, en las jotas recias bailadas y cantadas desde el alma y con el corazón, y en el día grande: el 12 de octubre, su día, el de todos. Felices las calles con miles de aragoneses luciendo con orgullo y donosura nuestro traje regional. Vestirnos de baturros, de aragoneses decimonónicos, para pasar a ver a la Virgen, para mirarla de cerca, para llevarle flores, para mostrarle nuestro amor, para darle las gracias, tal y como nos enseñaron, desde hace ya tanto tiempo, las mamás y las yayas de esta noble tierra aragonesa. Así que hoy, querido diario, te voy a hablar del Pilar, de la ofrenda, del Rosario de Cristal y, por supuesto, de la Piedad. Como es ya costumbre en este rincón nuestro.

Para empezar te contaré un dato que es muy posible que ignores y que te va a sorprender, porque une de alguna manera el inicio de la ofrenda de flores del Pilar con la cofradía de la Piedad. Te cuento que la primera data del año 1958 y se inspiró en la que ya se celebraba en Valencia multitudinariamente en honor a la Virgen de los Desamparados, patrona de la capital levantina, en el mes de marzo. Aquí nos cuentan las crónicas de la época que ya desde principios del siglo veinte, cada 12 de octubre el camarín de la Virgen se llenaba de flores que espontáneamente regalaban los zaragozanos. Este hecho popular llevó al ayuntamiento a pensar una manera de darle forma a esa rasgo de devoción que llevaba camino de convertirse a la vez en una tradición y en un problema, dada la magnitud creciente de las ofrendas florales depositadas a los pies del Pilar. Y aquí aparece la figura de un empleado municipal que propone una idea, no se sabe entonces si disparatada o genial: viajar a Valencia, interesarse y entrevistarse con los organizadores de la celebración valenciana y valorar qué y cuánto y cómo de todo aquello podría trasladarse a nuestra ciudad, para adaptarlo a la realidad y el fervor pilarista.

Dicho y hecho, viaja a Valencia nuestro hombre comisionado por el señor alcalde. Lo hace, en representación de la ciudad, acompañado del concejal don Manuel Rodeles. De aquella visita se traen una idea clara de la situación y también una propuesta para Zaragoza, que grosso modo es como sigue: organizar un gran desfile ciudadano el día 12 de octubre, en el que los fieles que lo deseasen pudieran peregrinar hasta la plaza del Pilar para adornar con sus flores a la Virgen. Acababa de nacer la ofrenda, que en su primera edición contó con 2.000 participantes. Han pasado más de seis décadas, piensa cuántos miles y miles y miles desfilarán camino del Pilar dentro de unos días. En fin, a lo nuestro: ese señor al que se le ocurrió la magnífica idea, era el Oficial Mayor del Excelentísimo Ayuntamiento de Zaragoza. Se llamaba don Carmelo Zaldívar Arenzana y era, también, Hermano Fundador de la cofradía de Nuestra Señora de la Piedad y del Santo Sepulcro. Padre, abuelo y bisabuelo de cofrades, su estirpe continúa formando orgullosamente en nuestras filas. ¡La magia de la Piedad! Por cierto, que en aquella corporación municipal presidida como alcalde por don Luis Gómez Laguna, había varios hermanos de la cofradía incluidos dos hermanos mayores: don Luis Blasco del Cacho y don José María Franco de Espés.

El concejal don Manuel Rodeles posa junto a don Carmelo Zaldívar
«Concejal sr Rodeles:
Que acompañó a don Carmelo Zaldívar a Valencia, pero el motivo lo propuso don Carmelo con licencia de don Luis Gómez Laguna, alcalde.»

Conocidos los precedentes y nuestra vinculación al acto cumbre de las fiestas patronales, volvemos al presente más actual para constatar un acontecimiento extraordinario, ya ineludible en el calendario piadoso: la ofrenda de flores del día del Pilar. La cofradía, por cierto, lo hace oficialmente cada 12 de octubre desde el año 1992, cuando por primera vez participó como corporación. De hecho, la memoria de la Piedad nos cuenta que “la asistencia de hermanos y familiares vistiendo el traje regional fue muy numerosa. Se ofrendó un precioso conjunto de flores reproduciendo el escudo de la cofradía”, nos relataba el Hermano Secretario del momento, don Raimundo Balet Daniel, tan querido y añorado. Por lo tanto, es justo decir que este acto pilarista se ha convertido ya en una larga tradición para nuestras gentes. La Piedad ha peregrinado al Pilar por la mañana, también al mediodía, y desde hace ya algún tiempo lo hacemos a primera hora de la tarde. Con calor o con lluvia, viento y algunas veces frío del bueno, pero sea como sea la Piedad ya no ha faltado nunca a la cita con la Virgen. Lo normal en esta casa.

Avancemos, que se hace tarde. Como todo pasa y todo queda, que cantaba el poeta, el día 12 suele preceder y dar paso al día 13, mientras no se demuestre lo contrario. ¿Y qué pasa en esta nuestra ciudad cada 13 de octubre desde el año 1889? Pues que al caer la tarde sale a la calle en procesión el magnífico y riquísimo Rosario de Cristal, con sus faroles, las carrozas con los Misterios, sus vidrieras iluminadas y el pueblo de Zaragoza participando y rezando el rosario callejero. Pues en todo este alarde de luz, arte y fe pura aragonesa, también quiso incluirse la Piedad desde hace muchos años. Te cuento, querido diario, que algunos cofrades participaron en el Rosario de Cristal ya en el año 1947. Tan buena fue la experiencia, que la institución quiso involucrarse más profundamente y así, a partir del siguiente año la Piedad entró a formar parte “como socio colectivo de la cofradía del Rosario de Cristal”. A partir de ahí, los hermanos piadosos fueron ingresando de manera particular y en número creciente, por lo que en el año 1948 ya fueron portadores del Quinto Misterio Doloroso. Desde la Junta de Gobierno se exhortaba a los hermanos a participar: “Ingresad todos en la cofradía del Rosario del Pilar y ofreceros para conducir personalmente faroles de sus Misterios. Precisamente en los del Misterio Doloroso, que evoca la Muerte en Cruz de nuestro Glorioso Salvador. Nada más justo que la actuación de estos cofrades nuestros hagan completa prestación personal en la conducción de los faroles”.

Los años fueron pasando pero la relación con el Rosario de Cristal nunca se llegó a perder del todo aunque es cierto que vivimos algo alejados durante demasiado tiempo. Como era un asignatura pendiente a resolver, diferentes gestiones y el empeño de muchos hicieron posible que el 13 de octubre de 2015 la cofradía de la Piedad volviese a estar presente en una de sus más antiguas tradiciones y participara de nuevo en el Rosario de Cristal acompañando, en esa oportunidad, el Quinto Misterio Glorioso. Ese año desfilaron veintiséis cofrades. El año pasado, familias enteras de la Piedad, ataviados con sus trajes regionales o vistiendo traje oscuro, siguieron el Guión de la cofradía en el emotivo y emocionante regreso a las calles del Rosario de Cristal tras el paréntesis obligado por dos años de pandemia. Acompañaban y rodeaban el Quinto Misterio Doloroso. Otra vez el Quinto Misterio, el mismo del principio tantos años después. Han transcurrido 75 años desde la primera vez, pero es como si hubiera sido ayer mismo. Ya sabes, querido diario, que en la Piedad el tiempo sólo es una palabra, una lágrima en la lluvia…

Hoy sólo puedo despedir esta entrada de una manera:

Virgen Santa, Madre mía,

luz hermosa, claro día,

que la tierra aragonesa

te dignaste visitar.

Este pueblo que te adora,

de tu amor, favor implora

y te aclama y te bendice

abrazado a tu Pilar.

Pilar sagrado, faro esplendente,

rico presente de caridad.

Pilar bendito, trono de gloria,

tú a la victoria nos llevarás.

Cantad, cantad, 

himnos de honor y de alabanza.

Cantad, cantad,

a la Virgen del Pilar.

¡Viva la Virgen del Pilar!

Hasta pronto, querido diario.

(Continuará…)

Cofradía de Ntra. Sra. de la Piedad y del Sto. Sepulcro